- El siguiente contenido corresponde a las declaraciones formuladas hoy por un portavoz de ACNUR en una rueda de prensa en el Palacio de las Naciones, en Ginebra.
Prensa Agencia de la ONU para Refugiados
A medida que la pandemia del coronavirus sigue avanzando por América Latina, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, advierte de que muchas comunidades indígenas desplazadas están ahora peligrosamente expuestas y en situación de riesgo.
En Brasil hay desplazados cerca de 5.000 indígenas venezolanos, principalmente pertenecientes a la etnia warao, aunque también de las comunidades eñapa, kariña, pemon y ye’kwana. Ahora que la COVID-19 está azotando duramente esta región amazónica y que Brasil está emergiendo como uno de los epicentros de la pandemia, al ACNUR le preocupa que muchos de estos refugiados indígenas puedan estar pasando grandes dificultades sin contar con condiciones sanitarias y de saneamiento adecuadas.
En Colombia hay varios grupos indígenas binacionales, como los wayuu, bari, yukpa, inga, sikwani o los amorúa, que viven cerca de la frontera con Venezuela. Si bien su territorio ancestral se extiende por ambos países, muchos no han podido regularizar su estancia en Colombia y están indocumentados. Algunos ahora también hacen frente a amenazas de grupos armados irregulares que controlan las áreas donde viven.
Al ACNUR le preocupa la situación de riesgo añadido que enfrentan algunos venezolanos indígenas por cuestiones de documentación y, especialmente, por encontrarse en situación irregular, así como sus condiciones de vida
Muchos viven en áreas aisladas o remotas sin acceso a servicios de salud, agua potable y jabón. Otros viven en viviendas muy pequeñas y abarrotadas o en asentamientos urbanos informales sin acceso a materiales de protección individual. La mayoría de los grupos indígenas fronterizos ven amenazada su supervivencia física y cultural a causa de la escasez de alimentos y la desnutrición severa, aspectos que pueden incrementar el riesgo de contagio. Estas áreas ya carecían de servicios de salud adecuados, lo que ahora se podría agravar la situación actual.
Los decretos nacionales de confinamiento también han interrumpido muchas de sus actividades de subsistencia, como la agricultura, la venta de productos y la producción artesanal. Ante el aumento de la pobreza y la indigencia, algunos no tienen más opción que vender sus productos en las calles para tratar de mantener a sus familias. Eso no solo los expone al riesgo de contagios, sino también la estigmatización y la discriminación por que se les perciba como incapaces de cumplir con las medidas de confinamiento y distanciamiento físico.
Asimismo, entre las preocupaciones en materia de protección se encuentra el mayor riesgo de reclutamiento de niños en ciertas áreas de Colombia, donde el conflicto armado no ha cesado. La educación es otro de los retos, ya que los estudiantes y maestros indígenas aislados y en situación de pobreza carecen de medios para proseguir con la enseñanza a distancia o de forma virtual durante el confinamiento.
Desde marzo, ACNUR ha venido trabajando con los gobiernos nacionales para garantizar que las medidas de prevención y asistencia establecidas para hacer frente a la COVID-19 también lleguen a las áreas remotas donde estos grupos han encontrado seguridad. Esto se suma al trabajo que se realiza con las comunidades indígenas desplazadas en Brasil y Colombia en materia de prevención y sensibilización.
Conforme aumenta el número de casos sospechosos y confirmados de contagios y se ha informado de las primeras muertes entre las comunidades indígenas, ACNUR ha reforzado su apoyo pese a la grave falta de fondos.
Para tratar de limitar la propagación y el impacto del virus, ACNUR está trabajando con las autoridades nacionales para aumentar la capacidad de los sistemas nacionales de salud. También se han establecido nuevas infraestructuras como mejores refugios e instalaciones de atención y aislamiento, o sistemas de alerta temprana para responder a la COVID-19 entre las personas indígenas venezolanas desplazadas y sus comunidades de acogida.
En Brasil, ACNUR está dando apoyo a los esfuerzos nacionales para garantizar un cobijo adecuado para los refugiados indígenas warao de Venezuela. Actualmente, unas 1.000 personas indígenas tienen acceso a los servicios de alojamiento, alimentación, atención médica y educación prestados bajo la Operação Acolhida, la respuesta de emergencia liderada por el gobierno de Brasil para la afluencia de venezolanos a Brasil. Además, unas 770 personas de la etnia warao han sido reubicadas en refugios municipales dotados de unas mejores condiciones de higiene en las ciudades de Manaos y Belém en respuesta al brote de coronavirus. ACNUR está facilitando la reubicación y proporcionando asistencia técnica y material, la cual incluye mosquiteras, paquetes con artículos de higiene, lámparas solares y transporte. ACNUR también prosigue con las sesiones de promoción de la higiene impartidas en las lenguas warao y eñepá a los refugiados indígenas en dichas ciudades.
En Colombia, para complementar los esfuerzos nacionales, ACNUR y sus socios están apoyando al Estado en la distribución de alimentos y proporcionando paquetes con materiales de higiene para las personas más vulnerables entre las poblaciones yukpa y wayuu, especialmente aquellas que viven en asentamientos informales. Asimismo, se han organizado brigadas de salud y ACNUR y sus socios también han activado líneas para la protección en remoto[PGR1] . También prosiguen las campañas de información y de fomento de la higiene adaptadas a las comunidades indígenas.
A pesar de los grandes esfuerzos realizados por los países de acogida y las organizaciones humanitarias, se necesita urgentemente un mayor apoyo para poder mantener las intervenciones humanitarias que permitan salvar vidas entre las comunidades indígenas, así como las de otros refugiados y las comunidades locales de acogida.
En vísperas de la conferencia internacional de donantes para los refugiados y migrantes venezolanos en América Latina, que organiza la UE y España el próximo martes 26 de mayo, ACNUR hace un llamamiento a los países para que presenten nuevos compromisos de apoyo. Es alarmante que el Plan de Respuesta Regional para refugiados y migrantes de Venezuela (RMRP) en estos momentos apenas haya recibido el cuatro por ciento de los fondos necesarios.