- La marginación histórica de las mujeres indígenas se remarca durante la pandemia.
“Las artesanas estamos sufriendo,” comentó Celsa Martínez, mujer indígena triqui, madre de tres hijos, dedicada a la producción y venta de artesanías en el callejón de San Francisco en SLP.
Las afectaciones económicas y sociales de la Covid 19, amplificaron la brecha de desigualdad que ya había con los pueblos indígenas, sobretodo con las mujeres.
Y es que, al momento de ser declarada la Emergencia Sanitaria a Celsa se le informó que ya no podía instalar su puesto en el callejón. Su única forma de sustento se detuvo por dos meses, en ese lapso Celsa, junto con más mujeres triqui, fueron abandonadas por las autoridades de los tres niveles. La mujer indígena, no es prioridad, ninguna autoridad de la Secretaría de Cultura, Indepi, Ayuntamiento o DIF se acercó, nadie se acordó de ellas. Fue después de una breve protesta donde las mujeres triqui acudieron a Casa de Gobierno con sus llamativos atuendos y sólo así la autoridad recordó su responsabilidad enmarcada en Tratados Internacionales.
Días después, se les veía en la fila al exterior de las oficinas municipales para acceder a los apoyos de la administración de Xavier Nava.
Con la nueva normalidad, llegó la nueva austeridad, los apoyos municipales fueron retirados, y se les autorizó instalar nuevamente sus puestos, pero no hay ventas, “los de municipio ya no nos dieron apoyo, porque dicen que ya nos están dejando trabajar (…) nos la hemos visto bien difícil, no hay ventas, no hay recursos para la familia,” comentó Celsa.
Consciente de que el consumo de aretes y pulseras hechas a mano en pandemia pierde interés, “no toda la gente consigue dinero, menos se pueden dar el lujo de comprarse una artesanía.”
Adaptarse a usar cubrebocas y dejar a sus hijos en casa el proceso de la nueva normalidad, “los niños se estresan en casa, porque no hay escuela, se les hace muy difícil,” añadió Celsa.
Intentó hacer trueque, artesanía a cambio de alimentos más no funcionó, “nosotras elaboramos artesanías, la gente busca otros productos.”
El problema es que apenas empiezan a ser latentes los estragos de la pandemia, algo que Celsa sabe, “vender artesanías no es fácil, a veces se ganan unos pesos a veces nada, está muy crítico esto.”
Resilencia ante la Covid 19, es el tema que este año eligió la ONU, para el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, y aunque autoridades internacionales han dado prioridad al empoderamiento económico de las mujeres indígenas, esos beneficios no se perciben en la realidad de Celsa, ”las artesanas estamos sufriendo.”