- Somos del cielo no del infierno, tenemos paz, somos de Jesús, celebramos la Vida, el gozo, la paz, y la armonía, explicó en una prédica Víctor Gutiérrez pastor cristiano
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”, dice el pasaje número catorce, verso cuatro del libro bíblico de Juan.
Es uno de los versículos de la Biblia en que se fundamenta la fe de los cristianos; para ellos “Jesús venció a la muerte y, con ello, abrió el camino para renacer a una vida nueva”, venerar o festejar a la muerte es todo lo contrario a su creencia que se basa en la resurrección de Jesucristo.
En México los días 1 y 2 de noviembre se realiza la celebración del Día de Muertos, tradición que conjuga elementos del culto prehispánico a la muerte y de la conmemoración católica a los Fieles Difuntos, día en que se recuerda a los muertos a las almas que están en el purgatorio que solo pueden salir con rezos (INAH).
- El 7 de noviembre de 2003, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró esta celebración del Día de Muertos en las comunidades indígenas mexicanas Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
Para las personas que profesan el cristianismo el Día de Muertos, no representa algo más allá que una costumbre prehispánica.
Los cristianos no creen, que al morir las almas lleguen a un limbo, ni que regresarán con los vivos a comer los alimentos de las ofrendas o altares.
No participan en ninguna liturgia que exalte a la muerte, como la festividad huasteca del Xantolo o el ritual purépecha de Michoacán.
La muerte representa lo opuesto a la resurrección de Jesucristo. “Él venció a la muerte y resucitó de los muertos al tercer día, con ello abrió el camino para renacer a una vida nueva ”, explicó Gózalo Ortiz, quien profesa la fe cristiana desde hace una década; tiene la certeza y convicción de que “cuando muera su alma se separará del cuerpo, e irá al paraíso con Dios; para el cristiano la muerte no es el final, nuestro cuerpo muere sí, pero el alma no, hay vida eterna para los que aceptamos a Jesús como nuestro Salvador”, dijo.
En el libro de Lucas verso veintitrés narra cuando Jesús estaba crucificado y a sus costados dos ladrones también que habían sido clavados, uno de ellos se arrepintió de sus pecados y le dijo a Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino. Entonces Jesús le dijo, de cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Esto lo interpretan como la promesa de la salvación.
“Al estar bien con el Señor, aceptarlo en nuestra vida y llevar una vida alejada del pecado, estaremos con él en el paraíso”, explicó Gonzalo.
“Celebrar a la muerte es algo oscuro porque Jesús ya venció en la cruz resucitando al tercer día, la victoria la encontramos con el Señor, no hay nada que celebrarle a la muerte”, señaló.
Para Mariana, otra joven cristiana, “en las escrituras dice que, Jesús bajó al abismo y le arrebató el poder y autoridad sobre la tierra a satanás”, después resucitó, venció a la muerte.
El celebrar a la muerte es rechazar el sacrificio de Jesús, la vida eterna y bendiciones que trae la salvación; Mariana no se une a las festividades de los Santos difuntos pero respeta porque es un evento cívico y porque es parte de nuestras tradiciones mexicanas.