- Entrevista exclusiva al doctor Pedro Hernández del Laboratorio de Genómica Médica del Centro de Investigación en Ciencias de la Salud y Biomedicina UASLP, con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA
A finales de 2019 una noticia cambió de manera definitiva la historia de la humanidad, cuando una nueva cepa de un virus ya conocido presentaba un enigma para la comunidad científica: el SARS-CoV-2. Desde entonces, los avances en investigación y desarrollo médico no parecen ser suficientes; sin embargo, ésta no es la primera vez que la humanidad se enfrenta a un virus, pues hay otros que siguen siendo investigados como el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH).
En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, este medio sostuvo una entrevista con el doctor Pedro Hernández Sánchez, supervisor técnico en el Laboratorio de Genómica Médica del Centro de Investigación en Ciencias de la Salud y Biomedicina (CICSaB) de la UASLP, quien desde hace años trabaja en investigaciones respecto al VIH. Pedro Hernández es ingeniero bioquímico. Su interés en realizar un posgrado en Investigación Biomédica más relacionado a medicina lo acercó al tema del VIH, bajo la tutoría del doctor Christian García. De esta manera el doctor Hernández comenzó su camino de investigación sobre el VIH y mutaciones de resistencia.
Para empezar, VIH y SIDA no son exactamente lo mismo, explica el doctor Hernández, pues VIH son las siglas de «Virus de Inmunodeficiencia Adquirida», mientras que SIDA son las siglas de «Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida”, éste es causado por el virus de VIH. Las personas que se han infectado por el VIH no desarrollan SIDA hasta después de unos diez años en promedio. En algunos casos el SIDA se presenta antes de esos 10 años o después de esos 10 años, así que no todas las personas con VIH tienen SIDA. Es algo similar a la denominación que se da con la pandemia actual. El virus se conoce como SARS-CoV-2 pero la enfermedad que este virus causa se conoce como COVID-19.
Como comenta el doctor Hernández, el VIH-SIDA, al igual que el SARS-CoV-2 y COVID-19, es una pandemia. Muchos de los métodos de detección del VIH se emplean también en la detección del SARS-CoV-2 y otras infecciones, como es el caso de la técnica denominada PCR tiempo real. También los métodos de secuenciación y de búsqueda de mutaciones en SARS-CoV-2 fueron desarrollados para VIH y otras infecciones. Adicional a esto, VIH es también una infección de origen zoonótico, es decir, de origen no humano, tal como COVID-19. El surgimiento de estas enfermedades es un recordatorio de lo que suele suceder si estamos en contacto o destruimos el hábitat de las especies silvestres.
El virus y la calidad de vida, tarea de la ciencia
Actualmente la investigación contra VIH está enfocada principalmente en las células que sirven como reservorios del virus, según comenta Hernández Sánchez. Con el tratamiento actual se puede disminuir la cantidad de virus en el cuerpo hasta niveles casi indetectables; sin embargo, si el medicamento se suspende, la cantidad de virus en el cuerpo se vuelve a incrementar con el paso del tiempo. Una de las razones es que el virus copia su genoma al genoma de las células que infecta y mientras haya células infectadas en el cuerpo, el virus puede resurgir. También mucho del estudio actual está enfocado en el diseño de nuevos medicamentos para tratar la infección y en el desarrollo de vacunas
“Creo que el desafío actual de la ciencia sobre VIH y SIDA es el desarrollo de vacunas y entender por qué algunas personas pueden estar infectadas sin desarrollar SIDA o incluso eliminar el virus de sus organismos. Aún se desconoce mucho sobre la infección de VIH y cómo el sistema inmune se protege contra este tipo de infecciones. Si se logra entender mejor estos casos, se podría emplear ese conocimiento para mejorar las terapias existentes o en el desarrollo de nuevos medicamentos o vacunas”.
Respecto a las recientes noticias de pacientes que se han recuperado, el investigador explica que en dos casos fue debido a un transplante de un donador que poseía un factor protector contra la infección: la deleción de una proteína (correceptor CCR5) que el VIH emplea para entrar a las células. “Lamentablemente es complicado replicar el éxito de estos pacientes en otras personas, debido a que los pacientes tuvieron que recibir un tratamiento para eliminar la mayor parte de sus células del sistema inmune para que el tratamiento fuera exitoso”.
Asimismo, hace algunos días se reportó el caso de una paciente de Argentina que ha mantenido niveles del virus indetectable a pesar no estar tomando un tratamiento y sin desarrollar un avance de la enfermedad, por lo que apunta que “el caso de ella es de suma importancia, porque no posee el factor protector de la deleción de la proteína que el virus emplea para entras a las células, por lo que podría poseer otro factor protector aún desconocido que sería de gran relevancia para combatir la infección y, quizá, pudiera ayudar a producir nuevos tratamientos”.
Cuando se le preguntó si considera que es el sida una prioridad para salud y ciencia en México, Hernández Sánchez respondió “Me parece que sí es una prioridad para la ciencia del país, pero a la vez el apoyo otorgado no es suficiente. Por ejemplo, la mayor parte de los estudios para buscar resistencia en el virus a los medicamentos en el país se realiza en la Ciudad de México. Considero que el combate de la enfermad debería tener un carácter más regional, esto e, que los pacientes puedan hacerse estudios de mutaciones de resistencia dentro de su estado y no fuera del mismo. Además, también hace falta hacer más ciencia básica para entender mejor la epidemia de VIH en México”.
El VIH al igual que otros virus no es estático, como explica el investigador Hernández. El virus muta y se adapta a su entorno. En particular el virus muta constantemente, por lo que, en una persona infectada, se generan variantes distintas del mismo virus que se denominan cuasiespecies. Cuando una persona recibe tratamiento, las cuasiespecies que poseen alguna mutación que las protege contra los medicamentos que el paciente está tomando sobreviven y, en consecuencia, se convierten en predominantes, llegando incluso a provocar que los medicamentos dejen de ser útiles para los pacientes.
El problema adicional a esto es que estas cuasiespecies resistentes se pueden trasmitir a otras personas, causando que un medicamento no le sea útil a una persona recién infectada. Por eso es importante realizar una vigilancia constante del incremento de estas mutaciones en una población.
El diagnóstico, una carrera contra el tiempo en México
En nuestro país, aunque el tratamiento para los pacientes positivos a VIH es gratuito en el sector de salud, la mayoría de los casos son detectados tras haber pasado muchos años. “Por desgracia, se puede decir que hay cierta deficiencia en la prevención de la infección y en la detección temprana de la misma. Además de esto, en los últimos años también está el problema de desabasto de medicamentos que lamentablemente también ha afectado a los pacientes con VIH”, afirma Hernández Sánchez. La crisis por el desabasto de medicamentos, en nuestro país, parece haber recrudecido durante la pandemia por la Covid-19.
Según el Informe Histórico VIH-SIDA del segundo trimestre de 2021 del Centro Nacional para la Prevención y el control del VIH y el SIDA, hasta julio de 2021 se tenían 6568 nuevos casos diagnosticados en México, una cifra que aunque va a la baja, sigue siendo alarmante, a comparación de 1983, cuando se inició el conteo. De 1983 a julio de 2021, según esta dependencia, México suma 322,987 casos de VIH notificados. Aunque las cifras parecen ya alarmantes, explica Hernández Sánchez, “el problema en México es que los datos podrían estar subestimados debido al retraso en el diagnóstico de la infección”, por lo que no sólo se trata de una lucha contra el tiempo, la limitación de recursos y las mutaciones, sino también de información y seguimiento, de ahí la necesidad de que las autoridades sigan implementando estrategias de control epidemiológico y seguimiento y que estos conocimientos puedan ser aplicados en otras pandemias, como la de COVID-19.